Después de de la noche de cangrejos y mosquitos, a la mañana siguiente partimos corriendo de Playa Girón y nos fuimos a hacer una serie de excursiones que habían en el camino hacia nuestro siguiente destino;
Matanzas. Una vez salir del hotel en la carretera hay un lugar llamado la piscina de los peces, es un estanque natural donde hay cantidades de peces de colores, te puedes bañar en sus aguas y bucear mientras se disfruta del colorido de las diferentes especies de peces…
A penas llegar mi amiga y yo no nos lo pensamos, nos zabullimos en aquella agua “fría” y nos dimos muchos chapuzones.
Después de la visita y comer dentro del mismo complejo, donde evidentemente ofrecen carne de cocodrilo que ninguno se atrevió a probar, continuamos nuestro camino hacia Matanzas. Allí teníamos un contacto que nos había dejado
Rodolfo de Santa Clara, así que tocamos la puerta y evidentemente tenían plaza. Después de ducharnos, dimos una pequeña vuelta por el pueblo. Como cosa destacada está la cochera del cuerpo de Bomberos que cuanta con una exposición de coches de bomberos muy antigua e interesante de conocer, a parte de que es absolutamente gratis. Después cogimos el coche y subimos a ver la Iglesia de Montserrat que fue fundada por conquistadores Catalanes… una humilde iglesia en lo alto de una montaña que estaba siendo restaurada.
A la mañana siguiente partimos camino a
Varadero, los dos últimos días que nos quedaban decidimos pasarlos como “turistas” descansando en un complejo hotelero, tomando el sol, un poco de piscina y playa.
Antes de llegar a varadero paramos en las cuevas de bellamar donde nos sumergimos a través de unas escaleras en el subsuelo de la zona, allí disfrutamos más que de la propia cueva, del guía que definitivamente era quien le ponía picante y sabor al paseo. La Cueva es una cueva más como todas, pero aquel hombre se encargó con su simpatía hacer que el viaje fuera ligero y divertido.
Una vez en varadero sin hotel reservado, empezamos a preguntar en los diferentes complejos los precios de las habitaciones triples, individuales y dobles… los complejos eran verdaderas bellezas tropicales, pero buscábamos sobre todo algo económico o por lo menos que estuviera dentro de nuestro presupuesto. Después de pasar una hora y preguntar en algunos cuantos, de vez en cuando nos cruzábamos con alguno de administración Cubana, que evitábamos sobremanera… entre tanto buscar y preguntar nos topamos con la suerte de un hotel de la Cadena Hiltón que nos dejaba una habitación triple por el precio de una doble, es decir casi un 2x1, a parte con el régimen de todo incluido.
Así nos quedamos en aquel hotel absolutamente tropical y lleno de turistas europeos que se emborrachaban en el bar de la piscina…
Ir a Varadero no es estar en Cuba, estar allí es como estar en Margarita, Salou o alguna de esas playas llenas de complejos hoteleros y turistas que solo buscan sol, arena, piscina, playa y fiesta.
Nosotros nos dejamos sumergir en el descanso de no tener que coger más el mapa hasta el día que marchásemos para la Habana.
De vuelta en la Habana, volvimos a la casa de nuestra primera casera, allí nos dieron alojamiento. Increíblemente la casa estaba llena, una chica de Dinamarca que venía por un mes a aprender a bailar Salsa y a estar con su amante cubano, y una chica Mexicana que estaba con su esposo cubano. Y nosotros tres, más los primos, sobrinos y demás… aquello parecía cien años de soledad con tanta gente junta!!...
Medio día más en la Habana que disfrutamos viendo el cañonazo que lanzan todos los días a las nueve de la noche y al día siguiente a nuestro hogar…