Lenguaje de viajando conmigo

Siempre me ha gustado el lenguaje de la palabra escrita, de las imágenes que rondan el mundo en silencio, del amor que se expresa con dulzura, de los pinceles que difuminan colores a través de las almas, de las sensaciones de los olores cuando se cierran los ojos, del roce de la persona amada… Viajando conmigo es una bitácora por el mundo de mis sensaciones… me acompañas?

Solo puedo decir que cada nuevo destino con billete de vuelta, me enseña un pedazo de mi que desconocía.


Premios

Hoy he recibido un premio el cual me llena de alegría recibir, porque es uno de esos blogs que te enganchan y que cuando conoces te sorprende la cantidad de gente que como yo es aficionada a leerle. Así que a través de estas líneas agradezco a "Nosotras mismas" que entre tantas personas que le escriben se acordase de mi.

Este premio me hace recordar que el tiempo pasa y en Febrero también recibí otro galardón a través de Alma de Otoño, uno de esos blogs que de manera sutil y erotica te envuelve con entre sus palabras



Y para seguir con los premios y agradeciendo tanta conmemoración, hoy me entero por parte de Pier, simpatica Venezolana, que entre sus líenas tantas veces me hace recordar a mi tierra y mis propias costumbres… que también he sido premiada con el planeta azul, que se otorgan a aquellos blogs que contribuyen a fortalecer los sentimientos humanos y son partidarios del cuidado del planeta.

Besos y gracias por estos premios

De cuantas maneras se puede mirar una rosa?

De cuantas maneras se puede mirar una rosa?
Una rosa herida, una rosa profunda, una solitaria o una acompañada… se pueden mirar de infinita manera una rosa, si empezamos a distinguirlas por su color y significado no acabaría nunca, sin embargo en Cataluña la rosa roja cobra un significado especial el día de Sant Jordi (Patrono de la región). Las rosas rojas junto a los libros se convierten en protagonistas durante un día.
Es el día en el que las mujeres reciben flores de caballeros respetuosos de la tradición, pero en especial del hombre enamorado, en cuyo caso la mujer en correspondencia a su amor le regala un libro. Y como amo los libros más que las rosas rojas arrancadas de su raíz, no se hasta que punto es justa esta tradición (siempre hay algo para objetar), sin embargo, debo confesar que es una forma original y bonita de celebrar el “día de los enamorados”… por que en Cataluña son tan especiales y adeptos a sus tracciones, que no se celebra el 14 de febrero día de San Valentín y en sustitución llega Sant Jordi.
Así que un día como el 23 de Abril, se disfruta en cualquier rincón de Cataluña de las paradas de libros y rosas, mientras la señera (bandera Nacional) ondea en los balcones de las casas, los autobuses, en las paradas y tenderetes, mientras por las calles más importantes de cada ciudad se ven a la chicas con rosas en la mano y asomando una sonrisa por que ese día alguien, fuese quien fuese se acordó de ellas.
Así que aunque no esté de acuerdo con regalar rosas arrancadas de su raíz, ese día tiene una conmemoración especial, pues ellas sonríen y ellos se placen de ser caballeros.

Oporto, ciudad encantadora

Gracias a los vuelos de “low cost”, hacía meses que habíamos comprado ocho billetes para visitar en grupo, la ciudad de Oporto. Así con el entusiasmo como niños que van de excursión, empezó la travesía.

El primer contacto con los lugareños, fue con un taxista, que al parecer nos dio una gran vuelta para poder dejar correr el taxímetro… sin embargo, no nos quejamos de mucho, el taxi se pagaba entre varios y adicionalmente es más económico que Barcelona.
Tras dejar las mochilas, emprendimos una salida por la ciudad. El segundo contacto fue con la Avenida de los Aliados y una exposición de coches antiguos… realmente interesante y divertido… recordé los coches de colección que había en mi casa cuando era una niña.





Cuando empecé a caminar, y a ver las callejuelas, pensé: “Oporto ciudad con encanto”, es desenfadada, con aires melancólicos entre los fados que se cuelan por las ventanas y los azulejos de las fachadas. Oporto y su gente son dulce como sus pasteles, el vino y pan recién horneado. Es Románica entre las callejuelas que se esconden en la cercanía del río Duero. Medieval y contemporánea, en el encuentro entre su muralla y el Puente Luis primero.



Las callejuelas de adoquín, de épocas inmemoriales, se dejan descubrir entre edificios de mediana altura con fachadas coloridas y techo de tejas… casas viejas, sin restaurar y muchas que parecen caerse, hablan de una ciudad apacible, de gente cercana.

Comer, beber, tomar café, y hasta el postre es barato. La primera noche descubrimos un pequeño Restauran escondido, atendido por sus propios dueños y con una carta de platos con sabor a casa...
A pesar de parecer pequeña, hay algunos sitios para visitar, es interesante subir a la torre de los Clérigos (el edificio más alto de toda la ciudad) y ver la ciudad desde lo alto, empaparse de los techos de teja y bajar nuevamente por las estrechas escaleras. Conocer la Librería Lello&Irmao tiene encanto de antaño y aunque no se vaya a comprar ningún libro, es absolutamente recomendable.

Pasar el puente Luis I por su parte más alta, es sensacional aunque poco recomendable para los que sufran de vertigo.
Caminar Oporto por sus calles inclinadas, bajar y volver a subir es para no olvidarla. Llegar hasta el Parque del Palacio de Cristal y dejarse hipnotizar por el pavoneo de un pavo real, es totalmente exquisito.


Visitar la catedral, la muralla, cruzar el río y ver desde el otro lado una ciudad cuyas casas escalonadas habla de una población que creció entre un terreno accidentado. Volver a cruzar el puente por la parte baja y subir nuevamente pero en cremallera y luego coger el tranvía…


En definitiva para los que quieran conocer un lugar encantador por solo un fin de semana, Oporto es absolutamente recomendable.


Hasta la próxima!!

Vallgorguina

Después de tres años habíamos decidido volver de caminata a Prades, pero en esta ocasión con una pareja de amigos y sus niños… al final los planes con ellos se cayeron y nuestra brújula se giró hacía el interior de la provincia de Barcelona, así que llegados a Vallgorguina iniciamos la caminata por una pista muy ancha, el primer encuentro fue con el sonido de lo pájaros.
En la ciudad toparse con ese sonido celestial es casi imposible entre tantos coches, motos, ambulancias y demás… sin embargo allí en medio de los árboles que acusaban la llegada de la primavera, parecía que los pájaros estaban aturdidos por el cambio de horario, pues aquel día teníamos una hora menos de sueño, así que mientras el cuerpo aún se despertaba ya iniciábamos pasos a un paseo inesperado.


En el camino llevaba la cámara guardada, últimamente la saco menos que antes, sin embargo mi compañero de caminata no tardó en mostrarme esas diminutas y grandes cosas del camino, así que no contuve la tentación de sacarla y hacerla participe de la llegada de la primavera.


El camino es muy fácil de recorrer, no tienen grandes ascensiones, ni dificultades, está bien señalizado con balizas verdes y una “mueca” azul, así que como no llevábamos mapa, ya nos iba bien, de cualquier manera siempre es fácil volver por el mismo lugar que se ha ido.
En el trayecto se hace un desvío y puedes subir hasta el Dolmen de Pedra Gentil, que data de aproximadamente 4000 años, se dice que antiguamente era un lugar de encuentro de brujas.

Retomando una vez más el camino hay un pequeño desvío que conduce a una Iglesia en Ruinas de origen Románico, a pesar de lo destruida, está muy bien visitarla y ver como la naturaleza se ha ido apoderando de sus gruesas paredes.

A la vuelta del camino todo es bajada, vimos un par de restaurantes casolá, que tal vez está bien para quienes no lleven bocadillo o decidan ir solo a dar un paseo y comer.
El recorrido es de dos horas y media aproximadamente, distracciones incluidas.

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