Es una historia larga, solo recuerdo que de ser mucho, pasamos a ser muy pocos…
Que de estar junto a mi madre a estar sin ella, simplemente porque su corazón estaba partido entre Venezuela y México, donde reside uno de mis hermanos con la camada de sobrinos más grande que tengo…
El fin de años, lo pasé junto a mi hermano con una botella de champan y brindando porque el siguiente año sería mejor….
Simplemente decidí no dejarme abatir por ese sentimiento de tristeza que muchos tienen en Navidad… Dije NO, Dije es HOY, AHORA y es mi momento…
Pero el momento llegó y mi condición para ese entonces fue:
“mamá en cuanto vea la primera lagrima, agarro el primer avión que encuentre”… Debo confesar que fueron unas Navidades maravillosas, estábamos todos los que quedábamos, más los nuevos sobrinos y los nuevos cuñados…
Hicimos lo que bien sabernos hacer… viajar sin destino y a la aventura…
Aquellas Navidades rompieron el estigma de las tristezas de mi madre…
No sé cómo he contado todo esto, ni como he llegado hasta aquí, simplemente sé, que este año, SI! Tal vez he enloquecido con las Navidades, no comprando compulsivamente regalos, o buscando en que gastar el dinero, NO, simplemente colocando el árbol de Navidad...