Aran ya tiene dos meses y poco más, está divino, es súper risueño y simpático, a duras penas llora cuando tiene hambre y un poco de gases.
Debo confesar que cuando tenía 40 días de nacido ya nos conocíamos perfectamente,
es decir, fui capaz de identificar cada uno de sus diferentes llantos… antes iba un poco perdida, no sabía si lloraba de frío, calor, hambre, sueño o dolor…
es decir, fui capaz de identificar cada uno de sus diferentes llantos… antes iba un poco perdida, no sabía si lloraba de frío, calor, hambre, sueño o dolor…
pero de cualquier forma, el mejor remedio siempre ha sido tenerlo muy cerca de mamá, tan cerquita, tan cerquita que parecía estampado en mi piel, mientras su respiración y la mía se confundían…
En contadas ocasiones escucho “voces”, esas voces que quieren tu bien, el bien que creen que mereces, voces que dicen “los niños a la cuna y menos brazos”, acepto y entiendo esas voces, pero soy “tozuda” y mi bebé está gusto cerca de mi piel y yo estoy a gusto teniéndolo cerca, cuando crecen como Àfrica no puedes tenerlos así más de 2 minutos seguidos, excepto cuando enferman que están hambrientos de mimos y cariños…
Así que lo disfruto en mi pecho con orgullo y sin miedo de que pueda “malcriarse”, así siente mi cariño, mi corazón, mi alma…
Han pasado dos meses y han pasado muchas cosas:
Vino la abuelita a llenarnos la casa impregnada de Amor maternal para sus nietos y marchó dejándonos un poco “tristes” porque Àfrica se pegó mucho de ella… y como pregunta por su “Abuela amor” tal como le decía, y me escucho decirle, “se fue, se fue a su casa” sin saber si realmente entiende…
Aran crece, crece divino, nació tan grande que al principio le costó repuntar, pero ahora vamos ganando peso perfectamente, se ríe y hace “aagggg”, me busca con su mirada y conoce perfectamente a su hermanita, esa que lo ama con locura!
Vino la abuelita a llenarnos la casa impregnada de Amor maternal para sus nietos y marchó dejándonos un poco “tristes” porque Àfrica se pegó mucho de ella… y como pregunta por su “Abuela amor” tal como le decía, y me escucho decirle, “se fue, se fue a su casa” sin saber si realmente entiende…
Aran crece, crece divino, nació tan grande que al principio le costó repuntar, pero ahora vamos ganando peso perfectamente, se ríe y hace “aagggg”, me busca con su mirada y conoce perfectamente a su hermanita, esa que lo ama con locura!
África crece a pasos más agigantados aún, ya no usa pañales, nos costó un poco los primeros tres días, pero allí vamos aprendiendo con paciencia y amor.
Habla increíblemente, podemos conversar mientras ella responde sí o no, o menciona alguna cosa. Cuando la voy a buscar al cole, lo primero que hace es preguntar por “y el bebé”… estamos enloquecidos con tanta ternura de niña… aunque también tiene sus ocasiones de candanga con burundanga :D
Bueno estoy enamorada de mi familia,
y doy gracias a la vida por tener la dicha de poder disfrutar de esto!, desde luego con crisis y sin ella, definitivamente soy FELIZ