Entre tanto Àfrica ya cruzó los ocho meses llenos de tremenduras, de risas, de dientes, de pinitos… de enfilarse una y otra vez por las mesas, sillas, sofá y escalera de nuestro pequeño hogar…
SI!... descubrió la escalera, la cocina su lugar favorido y prohibido, encontró el lugar de trabajo de la “mamma”, el patio, la manguera, los grifos de agua, la descalcez…
Àfrica se va encontrando y entre tanto se va descubriendo, sus manos, sus ojos, mi ombligo, el suyo… evoluciona como cualquier niño a su edad, es curiosa, empecinada, y anda siempre midiendo sus límites, y los de quienes la rodean… sabe con quién y cómo con cada quien…
Con su abuela son los bochinches, con su padre los consentimientos, brazos y largas caminatas…
…no soporta que le pase por el lado y no se acerque a ella, porque entonces empieza a llamar su atención con “griticos” y gestos de “semillanto” de “mentirita”… hace gracia, porque basta que pase yo, para que no me diga nada… jajajjajajaja… porque mami está para dormirla, darle de comer… y mimos justo cuando está intentando enfilarse en algún lado… es decir que desde ya enloquece por su padre!!!!... jajajajajja, pero la entiendo, porque yo enloquecía con el mío.
En fin, que lo días pasan rápidos, y ella ya empieza a aprender a volar… continúo estando allí, para evitar que caiga mientras pueda… la veo cada vez más firme y segura en sus pasos, y cada vez me alejo más para dejarla que aprenda a desplazarse sola… imagino que en eso consiste ser padres… enseñarla a volar, y estar vigilante y a su lado mientras se pueda…