Lenguaje de viajando conmigo

Siempre me ha gustado el lenguaje de la palabra escrita, de las imágenes que rondan el mundo en silencio, del amor que se expresa con dulzura, de los pinceles que difuminan colores a través de las almas, de las sensaciones de los olores cuando se cierran los ojos, del roce de la persona amada… Viajando conmigo es una bitácora por el mundo de mis sensaciones… me acompañas?

Solo puedo decir que cada nuevo destino con billete de vuelta, me enseña un pedazo de mi que desconocía.


Reconciliándome con Paris

Me dejé vencer por el sueño, aquel día estaba en pié desde las tres de la mañana.
Cuando me desperté, en París comenzaba a bajar el sol, me fui a recorrer sus callejuelas, a observa su gente a disfrutar de tan bonita luz…
París al atardecer
Fui a reconciliarme con el Centro Pompidou, recuerdo en mi primer viaje, el pasaje fugaz por aquella zona. Me dejó como cuando le quitan el caramelo a un niño… con ganas de más!... pero cuando vas en plan “quiero verlo todo” el tiempo apremia y sentarse a disfrutar del momento a veces es “difícil”.

Así que aprovechando la tarde, me fui a la Place Igor-Stravinsky, donde hay una fuente preciosa!... los reflejos son magia y su alrededor también
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Allí puedes encontrarte corazones que drenan agua,
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labios que se dejan bañar por los rayos de sol… 

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Un Mural de Dali, con una expresión inolvidable…

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Y más inolvidable si justo debajo de él hay dos personas que se abrazan fuertemente…

Bueno que con tantas fotos se pueden imaginar que me senté un buen rato a simplemente observar!... 

Ya saben el resto de la tarde me fuí a la Torre Eiffel, donde culminé mi día y ya os conté en mi post anterior…

Al día siguiente desperté como todos los días, a las siete de la mañana, con la diferencia que tenía una lucha interna, entre levantarme e irme a hacer fotos temprano cuando aún hay poca gente por las calles, o quedarme en la cama y disfrutar de aquella oportunidad que no tenía, desde hace más de tres años!...
Adivinan cual elegí?

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Cuando al fin me puse en pié, dejé definitivamente el hotel, me colgué mi mochila y me fui a “callejear Paris”. 

En el camino me volví a topar con Pompidou con ganas de entrar, pero en mente tenia Montmartre, y tenía que estar camino al aeropuerto pronto!, así que el Centro Pompidou lo dejaré para otro viaje… que Arte también se consigue en la calle… y tal fue mi sorpresa que tras meterme en una de esas calles en las que nadie se asoma, encontré un maravilloso arte urbano, del cual hice un pequeño vídeo en instagram. 

Era un pequeño pasaje. A nivel arquitectónico no tiene el encanto de los grandes edificios de Paris, pero tiene el embrujo de un lugar “casi privado” para los que se atreven a buscar y mirar más allá!

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al final del pasadizo..

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Después de este “subidón” de arte callejero, me fui a encontrar con lugares con encanto… a dejarme perder por las tiendas de colores…

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A encontrar momentos especiales

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Lugares mágicos y hechizantes... ese tipo de lugares en los que te podrías quedar horas mirando el mundo de cosas y curiosidades o simplemente sentado en paz contigo mismo...

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y después de tanto caminar, me fui a Montmartre, a continuar observando...

Montmartre, me encanta, tiene un ambiente tan bohemio, tan lleno de cositas bonitas… tienen encanto.
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 Estás allí a lo alto de una montaña, en la que subes montones de escaleras para llegar
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 y te encuentras con un lugar lleno de gente,
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sentada en los cafés o bien aprovechando la visita para hacerse un retrato,
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los que como yo, que fui sola a maravillarme de los artistas… observarlos pintar 

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preguntándome como lo hacían, con tanta gente por en medio… yo para pintar necesito tranquilidad… quizá por eso y porque soy madre, hace mucho que no pinto…

Una vez más escuchándome…

Salir de Montmartre era despedirme de Paris, bajar por sus calles inclinadas...... y disfrutar de las vistas.
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Me esperaba un rato de camino hasta el aeropuerto, pero antes de marchar y muy cerca del metro estaba Moulin Rouge, un clásico!...

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Y con este clásico me despedí de Paris, con la piel quemada de tantas caminatas bajo el sol, los pies cansados, y con el corazón tranquilo de haber disfrutado de este postrecito… de escuchar esa mi propia soledad buscada... no necesito más. En casa me esperaba, lo mas delicioso del mundo!, Mi familia…

Fueron 44 horas conmigo y mis pensamientos... conmigo y las imágenes compartidas.
Bonito viaje en compañía de quien a través del móvil me deseo buen viaje, quien a través de una imagen me contó historias, o quien en un principio sentía curiosidad por mi destino...

Felices vacaciones para todos!... y no olvides recargarte de vez en cuando!...

Reconciliándome con mi espíritu viajero.

Cuando asomó la idea de hacer un viaje a cualquier parte, en compañía de mi misma, pensé en varios destinos. 

Sin embargo hubo dos cosas que me movieron a Paris. La primera , conocer personalmente la obra de Ron Mueck, y la otra, reconciliarme con esa ciudad a los que todos aman, y con la que en viajes anteriores no terminé por disfrutarla como tal vez me hubiese gustado. Ojo, no quiere decir que en viajes anteriores lo pasase mal… solo que en mi soledad seguramente descubriría cosas de “un turista normal” no descubriría (como me sucedió en ocasiones anteriores).

Para empezar este post, se me ocurrían muchas frases, y la verdad que ahora mismo no recuerdo ninguna de ellas, solo se que esta pequeña aventura ha sido como un pequeño postre después de algunos días de dieta. Perfecto en tiempo y espacio, más, hubiese sido un absoluto abuso… y tengo claro que los abusos no son buenos, luego terminas lamentándolo…

Así que marche con una pequeña mochila
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(esta fue mi primera foto del día... iniciando un viaje)

y la pequeña “preocupación” de que dejaba a mis amores. Sin embrago una gran parte de mi tiene la serenidad de estar al lado de un compañero de viaje que me genera confianza. Incluso para ir de viaje a un país del que no se el idioma… pero de eso se trata la aventura…

Cuando el sol despertaba yo me despedía de Barcelona, a través de una ventana de avión.

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Y aunque estaba despierta desde las tres de la mañana, decidí durante el viaje, repasar con “puntos y señales” el mapa de Paris, el metro y las estaciones que necesitaría usar para llegar a la exposición…

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Paris desde el inicio se mostró grata conmigo, claro está que yo llevaba una sonrisa de oreja a oreja, y tal vez eso me facilitó el camino…

Disfruté pisar el metro y recordar lo “detestables”
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y encantador que puede ser a la vez…
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claro está, todo depende con el cristal que lo mires…
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eso sí, el metro de París tiene una asignatura pendientísima con las persona de movilidad reducida, las madres con cochecitos, y los viajeros de maletas con rueda!... 

Al llegar a la exposición, lo primero que me encontré fue un gran regaño por esta imagen…

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No pude EVITARLO!!, de todas maneras ya os dije que tenía una sonrisa de oreja a oreja, así que no hay nada que no puedas resolver con una sonrisa y una verdadera disculpa, pero con las ganas de volver a “pecar”. SI! es que aquellas esculturas eran sencillamente fascinantes, maravillosas, conmovedoras, perfectas… y yo estaba tan emocionada, el corazón me iba a mil y mientras me escuchaba, podía escuchar mi propia voz diciendo “si!, tu puedes! Venga a por otra foto!” jajajajaja…

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(la foto está borrosa, me temblaba todo!)

desde luego cada loco con su tema, para mi una aventura fascinante, escuchar mi propia voz en incluso, mi corazón…

Y para eso este viaje, para tener ocasión de escucharme… 

Pasada la aventura “Ron Mueck”, me fui al museo de Orangerie, que en la guía de bolsillo que llevaba, lo pintaban con pocas estrellas… pues debo decir que me fascinó! Y lo mejor de todo, me di vida haciendo FOTOS sin que nadie se diera cuenta… allí di rienda sueltas a mi aventura…
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El viaje seria corto, al día siguiente volvería así que había la asignatura pendiente de ir a la Torre Eiffel a observar…
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Allí simplemente me senté en el suelo, a la hora en que las sombras se hacen largas, no miré tanto a la torre como observe la alegría de la gente, las risas, las ganas de sorprenderse por una torre de hierro… 
París es para todos
Esperé el atardecer… La noche…
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Y mire la torre llenarse de luces por unos segundos mientras había un suspiro colectivo… yo también suspiré y me fui a descansar en compañía de mi misma...


Continuará!... ;)

Besos y buen viaje para donde quieras que te dirijas...

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