Después de la maratón por Florencia y Siena, el cuarto y casi último día de viaje debíamos marchar a Pisa para coger el avión al día siguiente y volver a casa. Según el mapa Lucca (ciudad recomendada por la guía) quedaba de paso, así que hicimos parada en esta pequeña población. Realmente es un pueblo encantador, tranquilo y de esos lugares en los que gustosamente te quedarías a tomar un café un te o algo por el estilo, con sus callejuelas medievales destinadas a llegar a una plaza concéntrica ó a la catedral…
Una vez en la plaza, ni café, ni te ni nada por el estilo!! (jajajaja) andábamos con las mochilas a cuestas y un calor inigualable, así que como grandes “maratonistas” caminamos todo el pueblo amurallado y salimos para coger el próximo tren. Días anteriores había quedado en Pisa con una amiga Venezolana que vivía en Italia y hacía dos años que no la veía.
Una vez que llegamos a Pisa la misión número uno era conseguir el hotel y dejar las mochilas que aunque no pesaban eran molestas ante aquel calor que desolaba por los días de verano. Misión numero dos: buscar comida!! ;-). En estos días de vacaciones debo confesar que Mc Donals fue en algunas ocasiones la salvación para el bolsillo, pero sin embargo ya estaba cansada de tanta comida “b…” cuando mi estomago no está acostumbrado. Así que la misión numero dos también consistía en conseguir comida “decente”.
Una vez que llegamos a Pisa la misión número uno era conseguir el hotel y dejar las mochilas que aunque no pesaban eran molestas ante aquel calor que desolaba por los días de verano. Misión numero dos: buscar comida!! ;-). En estos días de vacaciones debo confesar que Mc Donals fue en algunas ocasiones la salvación para el bolsillo, pero sin embargo ya estaba cansada de tanta comida “b…” cuando mi estomago no está acostumbrado. Así que la misión numero dos también consistía en conseguir comida “decente”.
En el camino conseguimos un pequeño restaurante que tenía un menú de precios solidarios, así que sin pensarlo nos metimos y comimos como reyes!!. Aunque después de la comida quedaba bien una siesta, el tiempo apremiaba y aunque estés de vacaciones eso no significa que dormirás todo lo que quieras, no, no, no!! Todo lo contrario a levantarse temprano y caminar hasta el cansancio para conocer la mayoría de cosas posibles… Así que levantados de la mesa empezamos a caminar nuevamente. De camino nos encontramos con el río Arno otra vez. Caminando en busca de la torre inclinada, lugar en el que había quedado con mi amiga a la 4.00 de la tarde, íbamos a paso lento puesto que teníamos tiempo. Y entonces me encontré con este pintor de pasteles que adornaba con sus colores la calzada, no pude evitar quedarme mirando…
Una vez llegados al lugar me sorprendió un montón la cantidad de turistas que había, mientras que en las calles parra llegar al lugar estaban vacías y entonces me pregunte: “¿pero aquí que regalan?... la gente estaba esparcida por todo el lugar hasta en los sitios que decía “prohibido pisar el césped”. Y de repente salía un vigilante con un pito muy agudo sacando a los turistas del césped, pero cuando éste se descuidaba empezaba nuevamente la invasión… jajajaja!! Realmente de película
. Mientras tanto y el retazo de hora y media de mi amiga “que ya me imaginaba que sucedería” me sirvió para observar la locura turística de ese pequeño trozo de Pisa. Entre tanto nosotros también hacíamos la típica foto del empujón de la torre.
Por allí dicen que la espera desespera, pero desesperada no estaba, estaba ratificando ese viejo dicho que recuerdo desde niña “muchacho barrigón, ni que lo fajen chiquito”, es decir que la gente es como es y no podemos cambiarla. Después de la hora y media de esperar vislumbro a mi amiga y tras un abrazo aprovecho para decirle que llegaba tarde. Se que mi comentario tal vez no remediaba nada, pero soltaba mi opinión y no la dejaba que se carcomiera mi interior.
Así que allí estuvimos un rato poniéndonos al día mientras lo chicos callaban y nos escuchaban como cuales “pericos” contándonos miles de “cuentos, chismes, o chafardeos”. Al final del día cenábamos juntos y luego nos retirábamos cada quien a nuestros respectivos hoteles. Un abrazo y una despedida no solo de mi amiga sino de Italia. Hermosa Toscana que nos recibió por cuatro días llenos de arte y largas caminatas. Al día siguiente partiríamos a Barcelona para dormir en casa y volver a tomar un avión con otro destino.
Así que allí estuvimos un rato poniéndonos al día mientras lo chicos callaban y nos escuchaban como cuales “pericos” contándonos miles de “cuentos, chismes, o chafardeos”. Al final del día cenábamos juntos y luego nos retirábamos cada quien a nuestros respectivos hoteles. Un abrazo y una despedida no solo de mi amiga sino de Italia. Hermosa Toscana que nos recibió por cuatro días llenos de arte y largas caminatas. Al día siguiente partiríamos a Barcelona para dormir en casa y volver a tomar un avión con otro destino.
1 comentario:
Oohhhh, envidia sana. Y aún más envidia cuando dices que vuelves, duerme y otro destino.
Saludos.
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