Hace pocos días concluí de donde venía este espíritu aventurero que me corre por las venas… un espíritu que estuvo sosegado por un tiempo por temas de estudio y laborales, pero esa es harina de otro costal…
La aventura viene de la sangre de mi madre, una mujer arriesgada, valiente y viajera… si cierro los ojos recuerdo como cada vacación recogía a “sus polluelos” con amigos y todo incluido y nos llevaba como campamento a la playa… en una casa en la que tal vez llegaban a haber hasta 40 personas, entre familiares y amigos, aquella mujer se preparaba para cocinar inmensas ollas de comida para todo un batallón, mientras nosotros “indolentes” disfrutábamos del sol y el mar.
Ella siempre escapaba con nosotros de la mano, mientras mi padre, un hombre que trabajaba demasiado, al llegar las vacaciones prefería quedarse en casa descansando para volver a la lucha de un trabajo de sol a sol…
En aquellos tiempos en una sociedad donde el machismo estaba muy afincado, mi madre no tenía el menor reparo de salir sola a ninguna parte, y menos mal que tuvo el valor de poner sobre la mesa sus prioridades, la recuerdo viajando a Miami con una prima, mientras yo la esperaba ansiosa por ver los regalos tras su vuelta.
En aquella sociedad donde las mujeres “solo debían estar en el hogar” en los momentos de crisis, mi madre salía a la calle a comerciar, a “buscarse la vida” como solía decir. Era un culo inquieto, no paraba en casa… solo se detuvo de alguna manera cuando mi padre cayó en cama y le tocó cuidarlo como un crío. Sin embargo hasta en aquellos momentos se movía para que no faltase nada en casa…
Ese espíritu aventurero y arriesgado le costó muchos tropiezos, pero ellos fueron una gran escuela para mi… recuerdo su magnifica frase “el que no arriesga ni gana ni pierde”. Bajo ese eslogan emprendí esta aventura a otro país…
Han pasado muchas cosas por su vida, algunas que imagino nunca se borraran de su alma, más admiro que tanga ganas de nuevas ilusiones, aventuras y emociones.
Hoy debe estar pisando el suelo de Buenos Aires, la ciudad que acogió por largos años a la juventud estudiante de mi padre, esa ciudad de la que hablaba tanto y de la que la vida no le dio ocasión de mostrarle a mi madre… pero ella valiente e ilusionada emprende un viaje relámpago a conocer los viejos pasos de un amado…
La aventura viene de la sangre de mi madre, una mujer arriesgada, valiente y viajera… si cierro los ojos recuerdo como cada vacación recogía a “sus polluelos” con amigos y todo incluido y nos llevaba como campamento a la playa… en una casa en la que tal vez llegaban a haber hasta 40 personas, entre familiares y amigos, aquella mujer se preparaba para cocinar inmensas ollas de comida para todo un batallón, mientras nosotros “indolentes” disfrutábamos del sol y el mar.
Ella siempre escapaba con nosotros de la mano, mientras mi padre, un hombre que trabajaba demasiado, al llegar las vacaciones prefería quedarse en casa descansando para volver a la lucha de un trabajo de sol a sol…
En aquellos tiempos en una sociedad donde el machismo estaba muy afincado, mi madre no tenía el menor reparo de salir sola a ninguna parte, y menos mal que tuvo el valor de poner sobre la mesa sus prioridades, la recuerdo viajando a Miami con una prima, mientras yo la esperaba ansiosa por ver los regalos tras su vuelta.
En aquella sociedad donde las mujeres “solo debían estar en el hogar” en los momentos de crisis, mi madre salía a la calle a comerciar, a “buscarse la vida” como solía decir. Era un culo inquieto, no paraba en casa… solo se detuvo de alguna manera cuando mi padre cayó en cama y le tocó cuidarlo como un crío. Sin embargo hasta en aquellos momentos se movía para que no faltase nada en casa…
Ese espíritu aventurero y arriesgado le costó muchos tropiezos, pero ellos fueron una gran escuela para mi… recuerdo su magnifica frase “el que no arriesga ni gana ni pierde”. Bajo ese eslogan emprendí esta aventura a otro país…
Han pasado muchas cosas por su vida, algunas que imagino nunca se borraran de su alma, más admiro que tanga ganas de nuevas ilusiones, aventuras y emociones.
Hoy debe estar pisando el suelo de Buenos Aires, la ciudad que acogió por largos años a la juventud estudiante de mi padre, esa ciudad de la que hablaba tanto y de la que la vida no le dio ocasión de mostrarle a mi madre… pero ella valiente e ilusionada emprende un viaje relámpago a conocer los viejos pasos de un amado…
10 comentarios:
De casta le viene al galgo :P
besicos
Buena herencia te ha dejado en los genes, ese espiritu aventurero y esa fuerza.
Besos salados
Estupenda historia la de tu madre, y cierta su frase: en esta vida hay que arriesgarse, antes que quedarse con la duda de lo que podía haber sido y no fue. Besos.
Que linda historia!..
Gracias por compartir este pedacito de ti.
Tu madre es toda una aventurera y una luchadora nata.. que orgullosa debes estar amiga..
te dejo abrazos.
Arterapia Sentimental y Pau Llanes cumplimos hoy un mes de vida… Gracias por tu lectura y afecto… Te invitamos a una tarta de palabras de chocolate… Saludos… Pau
Belen, espero que solo sea un refrán, porque de Galgo no tengo nada… jajajaja… es broma mujer… espero que todo haya ido bien, besicos
Alma, si que son buenos genes, pero mejorados, modestia a parte… jajajajaja… que hoy voy de bromas.
Carlota, tienes toda la razón… un besote
Pier, si, estoy súper orgullosa de ella, aunque en un tiempo (adolescencia) no la “soportaba”… jajajaja… pero creo que la adolescencia es eso… jajajaja
Pau, gracias por la invitación soy una súper golosa así que esconde la tarta!! Jajajaja… gracias y felicidades
de haber nacido tu un siglo antes habrias sido la mas grande descubridora.
beso
Cómo cambia la vida en relativamente tan poco tiempo.
Besines, guapa :)
Miguelo, jajajajaja… bueno!! No se si descubridora, pero si una aventurera… ya te lo digo lo llevo estampado en el alma.
Tam, si, cuando menos lo espera la vida te da un giro que no esperas… pero al final todo es para bien…
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