El segundo día de nuestra llegada evidentemente no había mucho por hacer, solo descansar después de casi 20 horas de viaje, entre esperas, trasbordo y demás han pasado un montón de horas hasta llegar a casa, así que aquel día no salimos para ningún lado, también moverte un poco, con el calor abrasador de mi ciudad, era bañarse de sudor y la verdad que no apetecía.
En casa y “para molestia del planeta” en todas las habitaciones, incluso la sala, hay aire acondicionado, así que moverse por aquellos lados es como estar dentro de una nevera y cuando pasas el umbral de la “nevera” es como si pasas directamente al desierto (jajajaja es una forma de “graficar” la sensación de temperatura). Aquel día mientras el cuerpo se aclimataba, nos quedamos dentro de la “nevera”…
Yo pasé horas escaneando viejas fotografías y disfrutando de la cocinita de mi sobrina, sus bailes, teatros y demás… con aquella niña y mi otra sobrina la más grandecita, no había quien se aburriese…
En casa y “para molestia del planeta” en todas las habitaciones, incluso la sala, hay aire acondicionado, así que moverse por aquellos lados es como estar dentro de una nevera y cuando pasas el umbral de la “nevera” es como si pasas directamente al desierto (jajajaja es una forma de “graficar” la sensación de temperatura). Aquel día mientras el cuerpo se aclimataba, nos quedamos dentro de la “nevera”…
Yo pasé horas escaneando viejas fotografías y disfrutando de la cocinita de mi sobrina, sus bailes, teatros y demás… con aquella niña y mi otra sobrina la más grandecita, no había quien se aburriese…
En la noche el hogar se me lleno de gente, entre primos, primitos, amigas e hijos de mis amigas… por mi casa había un desfile de niños que por estos lado no se acostumbra a ver, era divertido verles socializar y jugar en un mundo tan aparte del de los adultos.
Hubiese querido partirme en 20, no disfruté al máximo de la gente… sus compañías y mi visita fue como un pequeño suspiro… sin embargo agradezco los abrazos, esos eternos “amapuches” que trasmiten calor, amor, infinita amistad… con ellos me quedo y esas miradas de alegría al reencontrarnos.
Al día siguiente después del descanso, vino la comida familiar, nos reunimos en la finca de uno de mis tíos a comer “sanccocho de cruzado” y “carne en vara”. Para continuar con la “racha” de la luz, aquel día se fue la luz en la zona, por lo cual la bomba de agua se había dañado, así que “ni luz, ni agua” (jajajaja). Menos mal que el carácter del venezolano es bastante jovial y este tipo de circunstancias dan pié para bromas, chistes y demás… menos mal que mi familia es como es y estas cosas se convierten en fiesta y en el popular dicho “mejor está lo que sucede”.
A pesar de aquello “pequeños” inconvenientes, los planes no se fueron abajo, todo lo contrario, a medida que iba bajando la tarde, aquel lugar se llenaba de gente.
Mientras yo me deleitaba buscando libélulas, los hombres preparaban el sancocho y la carne en vara.Hubiese querido partirme en 20, no disfruté al máximo de la gente… sus compañías y mi visita fue como un pequeño suspiro… sin embargo agradezco los abrazos, esos eternos “amapuches” que trasmiten calor, amor, infinita amistad… con ellos me quedo y esas miradas de alegría al reencontrarnos.
Al día siguiente después del descanso, vino la comida familiar, nos reunimos en la finca de uno de mis tíos a comer “sanccocho de cruzado” y “carne en vara”. Para continuar con la “racha” de la luz, aquel día se fue la luz en la zona, por lo cual la bomba de agua se había dañado, así que “ni luz, ni agua” (jajajaja). Menos mal que el carácter del venezolano es bastante jovial y este tipo de circunstancias dan pié para bromas, chistes y demás… menos mal que mi familia es como es y estas cosas se convierten en fiesta y en el popular dicho “mejor está lo que sucede”.
A pesar de aquello “pequeños” inconvenientes, los planes no se fueron abajo, todo lo contrario, a medida que iba bajando la tarde, aquel lugar se llenaba de gente.
Una vez listo todo, la verdad que comer por aquellos lados es bastante informal, no nos sentábamos todos a la mesa al mismo tiempo, como se hace en estos lados, sino que íbamos comiendo según se iba desocupando la mesa, los platos y cubiertos, la verdad que las reuniones suelen ser bastante grandes, y no obstante nunca se termina de saber cuantas personas se presentaran, el sistema es correr la voz y hacer suficiente comida para que sobre y nunca falte.
Después de comer, picar y más picar, mientras los niños jugaban en los columpios
y otros caminábamos por los alrededores y compartíamos con la familia… se nos hizo la tarde, dimos una vuelta por la finca para ver el ganado
y disfrutar de la llanura y atardecer de esas tierras que me cobijaron por largos 27 años.
8 comentarios:
No hay nada como el propio hogar verdad?
Se te nota hasta en la cara :)
Besicos
De verdad que me alegro que disfrutaras tanto... el niño de la izda. del columpio se lo pasó en grande, eh? :). Besos.
QUE BUENO SABER QUE LA PASAN BIEN...que comen alguito...jejeje me encanta ver tus fotos aunque no siempre comente nada de ellas pero saben que las veo.
un beso salud2.
Robert. ;-)
Nos lo muestras y nos lo explicas tan bien, que parece que nos hayas llevado también a nosotros.
Un abrazo muy fuerte.
Qué buen ambiente se respira en esas imagenes, me alegra saber que estás tan bien, después de mi larga ausencia estoy poniéndome al día en vuestros blogs.
Besos salados
JO! Que lindo..
Me ha encantado las fotos..
Que rica esa comidita huy sii..
Y la naturaleza tan bella.
Que linda Venezuela.. Que rico estar con la familia y amigos.. siii...
Abrazos.
Ay he sentido felicidad sólo con verte! se nota que has disfrutado a lo grande y no me extraña, la verdad. Me alegro mucho!
Besicos
Hola!
Hace tiempo que no paso por aquí, y lo siento,pero ahora desde mi blog he hecho enlace al tuyo, simplemente porque me parece interesante y quiero que la gente que pueda leerme a mí, se pase por aquí también.
Así aprovecho yo también para visitarte cada vez que publiques algo nuevo, sí?
Qué bonitas y divertidas imágenes... Qué envidia!
Saludos!
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