De niña recuerdo que tenía muchos sueño, los más grandes y lejanos eran ser Arquitecta y conocer Egipto. A medida que fui creciendo en mi adolescencia soñaba ir a la universidad y estudiar Arquitectura junto a mi mejor amiga… Aún tengo pendiente Egipto.
En el transcurso del tiempo mis sueños fueron creciendo conmigo… muchos de los cuales tengo la dicha de haber alcanzado. En mi edad adulta mis anhelos son más sencillos y entre ellos está vivir cada día con la intensidad del último, sorprenderme con cada paso de mi camino, alegrarme de cada decisión tomada.
Debo confesar que entre mis sueños, ni lejanos ni cercanos estaba casarme. Era un hecho posible, factible o no. Lo que para muchas mujeres es un día importante, imprescindible, simbólico y tradicional, para mi no lo era hasta que el amor me lo pidió.
Ya desde mis 15 años pensaba que el matrimonio era una responsabilidad muy grande, Hoy pienso que la responsabilidad no es individual como llegué a creer en el pasado, sino que es un trabajo de amor conjunto. No veo el matrimonio como un requisito, o un sueño, lo veo como la entrega infinita de amor incondicional a la otra persona con la que estoy dispuesta ha pasar el resto de mis días.
Debo confesar que cuando me pidió matrimonio lloré inmortalmente como una niña. No por miedo, si no por la felicidad de saber que la otra persona estaba en capacidad de aceptarme de por vida con mis pro y mis contra, porque estaba dispuesto a entregar amor infinito a esta “loca” que le proclama a su vez amor infinito a él.
En vísperas mi boda debo confesar que estoy emocionada, no como una meta cumplida, sino como la emoción de proclamar ante el mundo abiertamente lo que siento y hacerles participe de mi acertada decisión.
En el transcurso del tiempo mis sueños fueron creciendo conmigo… muchos de los cuales tengo la dicha de haber alcanzado. En mi edad adulta mis anhelos son más sencillos y entre ellos está vivir cada día con la intensidad del último, sorprenderme con cada paso de mi camino, alegrarme de cada decisión tomada.
Debo confesar que entre mis sueños, ni lejanos ni cercanos estaba casarme. Era un hecho posible, factible o no. Lo que para muchas mujeres es un día importante, imprescindible, simbólico y tradicional, para mi no lo era hasta que el amor me lo pidió.
Ya desde mis 15 años pensaba que el matrimonio era una responsabilidad muy grande, Hoy pienso que la responsabilidad no es individual como llegué a creer en el pasado, sino que es un trabajo de amor conjunto. No veo el matrimonio como un requisito, o un sueño, lo veo como la entrega infinita de amor incondicional a la otra persona con la que estoy dispuesta ha pasar el resto de mis días.
Debo confesar que cuando me pidió matrimonio lloré inmortalmente como una niña. No por miedo, si no por la felicidad de saber que la otra persona estaba en capacidad de aceptarme de por vida con mis pro y mis contra, porque estaba dispuesto a entregar amor infinito a esta “loca” que le proclama a su vez amor infinito a él.
En vísperas mi boda debo confesar que estoy emocionada, no como una meta cumplida, sino como la emoción de proclamar ante el mundo abiertamente lo que siento y hacerles participe de mi acertada decisión.
4 comentarios:
viajar, si pudiera petra, jeje
los sueños siempre son bonitros cuando uno los recuerda, saludos
Otro de tus sueños se va a hacer realidad... Disfrutalo y vívelo!!...Con este entusiasmo que te caracteriza, estoy segura que no te perderás ni un solo momento.!!
Qué seas muy felíz!!
Un abrazo.
Compartir tu vida con la persona a la que amas es algo tan serio que nosotros nos pasamos el día riendo, jejeje.
¡Qué seais muy felices!
Que gran felicidad recorre en mi interior cuando te veo tan feliz. En estos momentos estoy llorando como una magdalena, como una niña pequeña que ve reflejada gran parte de su vida en ti, y encima me pones esa canción tan bonita, "Boig per tu" y ya mis lágrimas no me dejan ni leer el resto de tu pequeño trozo de tu vida. Quina emoció!. Deseo que seas muy feliz,mi niña, lo ves? todo se consigue, hasta el amor de tu vida.
No olvidare nunca esa noche que dormimos juntas en tu apartamento de La Pineda, que frío! y cuantas cosas nos dijimos que no se han hecho realidad, jejejeje, mírate, ya casada y yo casi casi, que curiosa, dura y divertida es la vida.
Sólo espero verte pronto y poder darte ese abrazo que tanto deseo y me emociona.
Un beso con mucho amor para ti y tu marido Jaume.
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