Lenguaje de viajando conmigo

Siempre me ha gustado el lenguaje de la palabra escrita, de las imágenes que rondan el mundo en silencio, del amor que se expresa con dulzura, de los pinceles que difuminan colores a través de las almas, de las sensaciones de los olores cuando se cierran los ojos, del roce de la persona amada… Viajando conmigo es una bitácora por el mundo de mis sensaciones… me acompañas?

Solo puedo decir que cada nuevo destino con billete de vuelta, me enseña un pedazo de mi que desconocía.


El mar y la playa!

Leyendo el post de Tam, me di cuenta que desde que llegué a este país, se desarrolló en mi cierto desapego por la playa, mientras que en Venezuela en la mínima oportunidad que tenía me escapaba para poder disfrutar del sol y nuestro eterno verano…
Después de haber vivido mis playas Venezolanas, la respuesta de mi “desapego” es que a veces hay que pelear por un hueco en la arena, mientras casi no hay por donde caminar…
Tengo la fortuna de trabajar viendo el mar…
...eso me alimenta el alma a pesar de no bañarme en la playa, sin embargo este año decidí darle la vuelta a la “tortilla” y atreverme a mirar desde lo lejos a los bañistas, mientras me dejo tocar por el viento, lo escucho y lo busco para hacerlo mi amigo, mientras las olas me rozan los pies y mi cuerpo busca el equilibrio…

conseguí en el windsurf un poco de aventura, disfrutar tocando el mar, dejándome zambullir y disfrutar del divino verano sin tener que luchar por un hueco en la playa

Aunque después tenga que luchar por intentar sacar el equipo.

Cine independiente

Nunca he escrito en este blog ninguna recomendación cinematográfica, sin embargo siempre hay algunas películas que hacen que rompas con las reglas.
Para aquellas personas que les gustan las cosas simples y sencillas que conforman la tierra y la engrandecen convertida en arte, el cine independiente presenta la película del Director Thomas Riedelsheimer, sobre le Artista Andy Goldsworthy.
Un hermoso y poético documental sobre el artitas, su forma de crear arte con lo que encuentra en la naturaleza y la forma de fluir a través de él.
Las imágenes presentadas son una hermosura que te dejan reflexionando sobe la inmensidad de las pequeñas cosas…
A mi me ha dejado el corazón pleno, les dejo un pequeño corto a ver si os animáis.


Y siguiendo con el ciclo de películas y el género de cine independiente, el cine Frances presenta la película Peregrinos, basada en la travesía del un grupo que hace el camino de Santiago bajo ciertas condicionantes, que van desenvolviendo una serie de divertidos eventos y consolidado sentimientos entre los participantes. Recomendada para quienes quieran reír y reflexionar un poco sobre nuestro verdadero camino.


Zapata, Matanzas y Varadero

Después de de la noche de cangrejos y mosquitos, a la mañana siguiente partimos corriendo de Playa Girón y nos fuimos a hacer una serie de excursiones que habían en el camino hacia nuestro siguiente destino; Matanzas.
Una vez salir del hotel en la carretera hay un lugar llamado la piscina de los peces, es un estanque natural donde hay cantidades de peces de colores, te puedes bañar en sus aguas y bucear mientras se disfruta del colorido de las diferentes especies de peces…
A penas llegar mi amiga y yo no nos lo pensamos, nos zabullimos en aquella agua “fría” y nos dimos muchos chapuzones.

Después de “remojarnos" largo rato y luchar con los mosquitos, marchamos y continuamos el camino, llegamos hasta el criadero de cocodrilos de Villa Guama. Allí disfrutamos de un pequeño paseo por una zona que recreaba parte de la vida de los antiguos indígenas de la zona y las diferentes jaulas con diferentes tamaños de cocodrilos… por supuesto nunca falta el espectáculo, había un hombre que tenia un cocodrilo con la boca atada para que los turistas se hicieran las respectivas fotos y por supuesto no tardé en hacérmela…


Después de la visita y comer dentro del mismo complejo, donde evidentemente ofrecen carne de cocodrilo que ninguno se atrevió a probar, continuamos nuestro camino hacia Matanzas. Allí teníamos un contacto que nos había dejado Rodolfo de Santa Clara, así que tocamos la puerta y evidentemente tenían plaza. Después de ducharnos, dimos una pequeña vuelta por el pueblo. Como cosa destacada está la cochera del cuerpo de Bomberos que cuanta con una exposición de coches de bomberos muy antigua e interesante de conocer, a parte de que es absolutamente gratis. Después cogimos el coche y subimos a ver la Iglesia de Montserrat que fue fundada por conquistadores Catalanes… una humilde iglesia en lo alto de una montaña que estaba siendo restaurada.
A la mañana siguiente partimos camino a Varadero, los dos últimos días que nos quedaban decidimos pasarlos como “turistas” descansando en un complejo hotelero, tomando el sol, un poco de piscina y playa.
Antes de llegar a varadero paramos en las cuevas de bellamar donde nos sumergimos a través de unas escaleras en el subsuelo de la zona, allí disfrutamos más que de la propia cueva, del guía que definitivamente era quien le ponía picante y sabor al paseo. La Cueva es una cueva más como todas, pero aquel hombre se encargó con su simpatía hacer que el viaje fuera ligero y divertido.

Una vez en varadero sin hotel reservado, empezamos a preguntar en los diferentes complejos los precios de las habitaciones triples, individuales y dobles… los complejos eran verdaderas bellezas tropicales, pero buscábamos sobre todo algo económico o por lo menos que estuviera dentro de nuestro presupuesto. Después de pasar una hora y preguntar en algunos cuantos, de vez en cuando nos cruzábamos con alguno de administración Cubana, que evitábamos sobremanera… entre tanto buscar y preguntar nos topamos con la suerte de un hotel de la Cadena Hiltón que nos dejaba una habitación triple por el precio de una doble, es decir casi un 2x1, a parte con el régimen de todo incluido.
Así nos quedamos en aquel hotel absolutamente tropical y lleno de turistas europeos que se emborrachaban en el bar de la piscina…
Ir a Varadero no es estar en Cuba, estar allí es como estar en Margarita, Salou o alguna de esas playas llenas de complejos hoteleros y turistas que solo buscan sol, arena, piscina, playa y fiesta.
Nosotros nos dejamos sumergir en el descanso de no tener que coger más el mapa hasta el día que marchásemos para la Habana.

De vuelta en la Habana, volvimos a la casa de nuestra primera casera, allí nos dieron alojamiento. Increíblemente la casa estaba llena, una chica de Dinamarca que venía por un mes a aprender a bailar Salsa y a estar con su amante cubano, y una chica Mexicana que estaba con su esposo cubano. Y nosotros tres, más los primos, sobrinos y demás… aquello parecía cien años de soledad con tanta gente junta!!...
Medio día más en la Habana que disfrutamos viendo el cañonazo que lanzan todos los días a las nueve de la noche y al día siguiente a nuestro hogar…

Playa Girón

Después de disfrutar de la compañía de Rodolfo y su señora, aquel último día en Santa Clara nos dedicamos a hacer una visita cultural a todos los monumentos históricos de la revolución.

Para aquellos días después de probar buena suerte con el alojamiento de las casas de los propios cubanos, decidimos probar con algún hotel en el próximo lugar al que nos dirigíamos.
La próxima parada era la Península de Zapata, así que tiramos de la guía y llamamos para el hotel que estaba en la zona, con régimen “todo incluido” a muy buen precio, así que aquella tarde después de la visita cultural y la comida, una vez más cogimos las mochilas y partimos hacia nuestro nuevo destino.
Después de algunas 2 horas y medía de carretera llegamos a Playa Girón, que bajo un calor infernal y entre los huecos del pavimento se convierten en 5 horas de viaje , aquello parecía el final del mundo.
Un hotel en medio de un caserío que al parecer no había ni cafetería. Mientras en recepción esperábamos aproximadamente una hora (exagerando un poco) para que nos dijesen si tenían cabaña para tres, nos distraíamos observando el “panorama” que no pintaba tan bien como lo describían en la guía.

El Hotel de Playa Girón es de la administración cubana (Cubacan) por lo cual las estrellas se le cayeron en el camino, y aquello más que un hotel, no dejaba de parecer un organismo del gobierno, atendido por funcionarios lentos y sin preocupación alguna por hacer sentir bien al cliente. Se paga por adelantado y cometimos el error de pagar dos noches, sin embargo no acabaría el día sin solicitar que nos devolvieran el dinero del último día.
Cuando empezó a oscurecer los mosquitos (plagas) se adueñaron del cuerpo de mis compañeros de viaje mientras que a mi me obviaban, creo que mi sangre es inmune debido a mi procedencia Venezolana.
La Hora de la cena fue un verdadero desastre, la comida dejaba mucho que desear, sin embargo nos conformamos con medio comer lo poco que parecía poderse “comer”. Increíblemente no había ni leche para tomarse un cortado o piña para una piña colada. Estábamos en medio del fin del mundo, mientras a mí alrededor escuchaba “esto es horrible”… Después de la cena salimos corriendo de aquel lugar a ver si por lo menos conseguíamos un sitio donde beber algo en condiciones, cual fue nuestra sorpresa?; que no había absolutamente nada, pero hubo una situación que nos salvó la noche. Mientras íbamos por la carretera observábamos unas “cosas” que salían corriendo tras las luces del coche… eran cangrejos de un tamaño espectacular, así que bajamos y me di un gustazo fotografiándolos y jugando a coger alguno mientras asustaba a mi amiga, habían de muchos colores y tamaños, nos parecía absolutamente increíble y divertido…



en aquel momento se nos olvidó el terror que nos causó el hotel. Al día siguiente marcharíamos corriendo de aquel lugar.

Escambray, Santa Clara y Cayo Santa Maria

Marchamos de Trinidad camino a Escambray; tras las huellas del Che, una excursión recomendad por la guía. Terminada la caminata iríamos directo a Santa Clara, donde ya teníamos concertado por teléfono el alojamiento. En esa ocasión no conseguimos casa con dos habitaciones, así que dormimos en “casas separadas” pero una muy cerca de la otra.
El alojamiento verdaderamente muy económico, pagamos por dos noches aproximadamente 50 euros entre los tres… debo decir que las casas están en muy buen estado, todas con aire acondicionado y agua caliente.
Después de una carretera en “más o menos en buen estado” llegamos al parque, donde se paga una pequeña donación por entrar. En el comienzo de la caminata hay una pequeña tienda de venta de bebidas y un pequeño mapa labrado en madera. En la entrada nos dijeron que todo estaba muy bien indicado, por lo cual no contratamos guía.
Iniciamos la caminata en un descenso entre un el bosque tropical húmedo, maravillándonos con la vegetación de helechos, cafeteros, árboles de plátano, orquídeas, hongos, líquenes… en fin, una variedad de árboles que nos llenaban de sombra el descenso.

Llegamos a una zona de cascada, donde hicimos nuestra primera parada y nos encontramos con un grupo de cubanos que también iban de excursión y eran verdaderamente muy simpáticos.
La siguiente parada fue otra cascada donde nos zambullimos en las frías aguas de aquel río que fue testigo de la guerrilla comandada por el Che.
Me posé bajo una pequeña cascada recordando profundamente a mi país, aquel lugar me lo recordaba inmensamente…


Después de un rato en aquellas aguas, reanudamos la caminata, pero esta ocasión en un ascenso verdaderamente escarpado, que menos mal era bajo la sombra, porque yo sudaba a chorros por la humedad y calor.
Una vez arriba, nos encontramos nuevamente con aquel grupo de cubanos y nos quedamos rato hablando con un señor súper amable y simpático con el que estuvimos bromeando sobre el machismo latinoamericano y la igualdad de género de los países europeos.
Una vez más en el coche partimos rumbo a Santa Clara por una carretera terrible, llena de agujeros y absolutamente mala de transitar, después de pasar 40 minuto y solo recorrer 10 km. estuvimos apunto de volver, sin embargo fue maravilloso pasar por aquel lugar donde “nadie pasa”, era una montaña cuyas casas se asomaban cada 4 kilómetros. En ese subir nos abismamos con los niños que al ver o sentir un coche salían corriendo con sus caras de inocentes a esperar a que parásemos.
Lo vi correr desde la distancia con la mano extendida, mientras le dije a Jaume que parara, que teníamos galletas, el niño de pantalón rojo y que contaba a penas unos 6 años se alegró con el paquete que le entregamos, más atrás venía corriendo una abuela pidiendo jabón, me baje del coche, abrí la maleta y le di una bolsa de jabón que cargaba desde Barcelona.
Continuamos el camino y dentro de mi quedaban tantas preguntas sobre aquella gente. En la soledad de la carretera no pararon de salir niños donde íbamos dejando las galletas, niños que se conformaban con un saludo… hasta que llegamos a la civilización de Santa Clara.

Santa Clara es un poblado de calles cuadriculadas y estrechas, con las fachadas coloniales sin mantener.Los rótulos de los nombres de las calles no existen, se los roban para fundir el metal y venderlo.
Llegamos a la casa concertada, donde nos atendió Rodolfo un hombre de estatura media, muy hablador, culto y ansioso de información, junto a su señora Rosa, simpática, Chavista (como ella misma se describió) y muy servicial.
Aquel día no nos dio tiempo más que para cenar, dar una pequeña vuelta por el pueblo y luego disfrutar una larga charla con aquellos maravillosos anfitriones.
Al día siguiente partimos para el Cayo Santa Maria, aproximadamente a unos 45 minutos de carretera desde Santa Clara. La carretera está en buen estado hasta la entrada hacia la playa… …donde se convierte en granzón (grava + arena) y se llena de vegetación de manglares y aves silvestres…


Es fácil sentirse perdido en aquella zona, pero cuando se llega al lugar y se camina a través del un pequeño bosque seco (cuidado con los mosquitos, hay muchos y son “asesinos”) sorprende el azul cristalino del mar y blanco de las arenas finas. Una playa verdaderamente virgen, solo estábamos nosotros, los mosquitos, los peces que no temían al acariciarnos las piernas y un neumático que aún me pregunto como llego allí.

Después de unas horas de sol y playa, con el resplandor de la arena, me protegí en vano porque las piernas se me “calcinaron”.

De vuelta Santa Clara, llevamos a una señora que nos acompañó todo el camino y se vino con nosotros a visitar uno de los tantos monumentos del Che. Después de la visita la dejamos en su casa y volvimos con Rodolfo y Rosa.

Rodolfo Ingeniero industrial, alardeaba de que su biblioteca estaba repleta de libros que le regalaban los viajeros que pasaban por su casa, mientras Rosa hablaba de lo poco que ganaban los médicos y profesionales en aquel país.
Ambos queriendo y entendiendo la Revolución, también concordaban que del blanco al negro hay muchos matices, que la Revolución es absolutamente válida, solo que desde sus puntos de vista Fidel había cometido algunas equivocaciones. A pesar de todo aquello se notaba su admiración hacia aquel hombre, al punto de que al día siguiente nos incitó a ver un video de la revolución y la historia de Cuba, mientras por su parte nos explicaba con admiración la lucha de Fidel por el pueblo Cubano y de no dejarse “joder” por los yanquis.


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