La primera salida de Hanoi fue hacia Halong Bay, un paradisíaco lugar de donde emergen formaciones rocosas en medio de un inmenso lago y donde sorprendentemente habita una comunidad cuyas casas están suspendidas en el agua.
En el primer encuentro con las carreteras vietnamitas pensé que la situación cambiaría respecto a la ciudad, pero no fue así, era peor, porque en una vía donde circulaban vehículos pesados, bimotores, bicicletas, coches comunes y corrientes era desmedida la manera en que no respetaban el rayado continuo de “no vale pasar en esta zona”… así que aquello antes que parecer un paseo era una verdadera aventura ante un chofer que no respetaba nada ni nadie.
Una vez llegados a la bahía subimos a un barco y emprendimos el viaje, lastimosamente había una niebla que no dejaba mirar en todo su esplendor aquellas formaciones rocosas.
En el primer encuentro con las carreteras vietnamitas pensé que la situación cambiaría respecto a la ciudad, pero no fue así, era peor, porque en una vía donde circulaban vehículos pesados, bimotores, bicicletas, coches comunes y corrientes era desmedida la manera en que no respetaban el rayado continuo de “no vale pasar en esta zona”… así que aquello antes que parecer un paseo era una verdadera aventura ante un chofer que no respetaba nada ni nadie.
Una vez llegados a la bahía subimos a un barco y emprendimos el viaje, lastimosamente había una niebla que no dejaba mirar en todo su esplendor aquellas formaciones rocosas.
A medida que nos acercábamos podíamos ver mejor y cuando nos encontramos con la sorpresa de una comunidad dentro del agua, si, vivían allí con sus perros, niños, escuela y demás, no pude evitar pensar que lamentablemente no conocía los palafitos de mi país, esos que tras la llegada de los españoles les inspiró pensar en Venecia y “según la historia” (no hay mentira mejor transformada que la que cuentan los historiadores) bajo esa inspiración veneciana a aquellas tierras se le denominó Venezuela… No dejé de observar aquel caserío de maderas multicolores suspendido en el agua, el porche de algunas casas flotaba con porexpán (anime), algunos recubiertos con plástico, imagino que para minimizar la corrosión del agua. En aquellas casas de puertas abiertas al agua se sentía la humildad de sus habitantes y sorprendentemente se podían ver a las mujeres con destreza, velocidad y fuerza remar una pequeña barca llena de mercancía para vender a los turistas, todo ello sin dejar de dibujar una sinuosa sonrisa, había paz… parecía que eran felices… no lo podía preguntar, yo solo fui una espectadora. En aquel lugar no faltaba un mercadillo, habría una especie de “choza” en la que sus entrañas tenían un criadero de peces, moluscos entre otras “cosas raras”. Todo era realmente bonito, pero para ser sincera no dejé de pensar en mi amada Venezuela, aunque el paisaje, la cultura y todo era diferente, aquel lugar me traslado a mi tierra…
3 comentarios:
En mi opinión, es una de las imágenes más espectaculares de Vietnam.
Es que veo estas fotos, y me dan unas ganas de poder viajar a estos sitios...que maravilla, Nany, eres muy afortunada. Y te agradezco, que gracias a tí podamos conocer un poquito más de nuestro planeta. Besos.
Vaya , precioso lugar, casi viajamos con la mente y esos textos y las fotos que nos dejas, saludos
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