Primera caminata del año

Después de las vacaciones navideñas y con los días de frió que hacen por estos lados del mundo, lo fines de semana lo que apetece es quedarse arropaditos en el sofá mirando la tele… sin embargo y tras tantos días de comer, también apetece hacer un poco de ejercicio.
Esta mañana después de dormir mucho y tener algunos sueños poco agradables nos levantamos y pensamos: ¿Qué hacemos hoy?...
- Y si hacemos una caminata?- dijo él.
- Siiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiii!!! Vale!- dije yo con una gran alegría en el alma!
Me levanté corriendo de la cama, lavarme los dientes y vestirme fue cuestión de cinco minutos!. Preparar bocadillos, cámaras, agua y poca cosa más fue cosa de veinte minutos, una vez en el coche empezó la aventura.
Nos dirigíamos a Sant Romà de Sau, cuando llegamos al lugar enloquecí haciendo fotografías, como es de costumbre. El embalse de Sant Romà es muy famoso por la antigua población que quedó bajo las agua, tras la constricción de la presa. El vestigio más famoso es su iglesia de origen Románico que queda oculta o visible según el nivel del agua es la protagonista del lugar. En esta ocasión la pudimos ver completa, la sequía está azotando a Cataluña.

Después de disfrutar de un mini paseo por el lugar, nos dirigimos con guía en mano a nuestra caminata, la cual consistía en una ascensión desde el embalse de Sau a Tavertet. El desnivel era de 400 metros!!!... cuando me enteré de esta ascensión me dije. QUEEE????!!! (jajajaja). Son meras exageraciones que siempre me pasan al iniciar alguna ruta, porque luego disfruto como niña de estos recorridos.

Empezó la caminata y empecé a sentir como el frío se disipaba con el calor que generaba mi cuerpo por la ascensión, el corazón empezaba a palpitar fuertemente y entre medio me detenía a disfrutar del bosque que apenas dejaba colar la poca luz del día… en las zonas menos boscosas predomina una especie de piedra roja que se va matizando hasta llegar a colores amarillos y ocres, entre los verdes de los árboles y el azul del cielo, aquello era todo un espectáculo para mi vista… mientras tanto no desaprovechaba la ocasión para mis fotografías.

Al cabo de cuarenta minutos de ascensión mi estomago moría de hambre, sin embargo solo bebíamos agua porque el premio estaba en las alturas, es decir que tocaba bocadillo al terminar de subir, sino los cuerpos se enfrían. Los últimos cinco minutos fueron terribles desfallecía de hambre y cuando esto sucede el humor se me enturbia (jajajaja)… sin embargo aunque fueron los cinco minutos más largos de ese día valió la pena la espera, porque allí sentados en el mirador, observando las montañas, el valle, el embalse y el cielo que estaba particularmente espectacular, nos comimos gustosamente nuestro premio más unas deliciosas galletas!.

Terminada la comida nos movimos rápidamente para que el frío no se apoderase de nuestros cuerpos, una vuelta al pueblo de Tavertet y de vuelta hacia abajo… bajar fue fácil… una vez en el coche volvimos a casa alegres de haber improvisado nuestra primera caminata del año.