Al llegar al Parlamento vimos que había una cola que como mínimo el último tardaría dos horas en entrar y para ese momento el sol habría perdido sus fuerzas, por lo cual vimos el horario (empiezan a las ocho de la mañana) y decidimos volver al día siguiente antes de que la cola llegase a aquellas magnitudes.
La puerta de Barnderburgo queda en la plaza de Paris, donde convergen diferentes embajadas y edificios arquitectónicamente muy importantes, entre ellos está el DG Bank proyectado por Frank Gehry y curiosamente tiene una fachada muy sobria, sin embargo el interior es muy deconstructivista como su arquitectura.
El monumento al holocausto consiste es un espacio de unos 19.000 metros cuadrados donde están dispuestos unos 2711 bloques de hormigón, los cuales se despliegan de forma ondulada y con diferentes tamaños. El arquitecto no lo proyectó para ser contemplado, sino para ser vivido y provocar sensaciones, caminar entres sus pasillos te puede hacer reír si juegas a esconderte, pero si piensas en los miles de judíos muertos por los Nazis, puedes llegar a encontrar de alguna manera sus sensaciones entre las frías paredes de hormigón.
No podía salir de aquel lugar, las luces y las sombras me regalaban infinitas sensaciones y formas para fotografiar.
Cuando casi me sacan arrastrada de la plaza, nos dirigimos hacia Potsdamer Platz el actual centro neurálgico de Berlín, donde se encuentran una serie de edificios modernos entre ellos el edificio de la Sony Center cuya “cúpula” central es una especie de “carpa” interesante de ver.
De camino al metro para volver a nuestro “súper hotel” nos topamos con parte del muro que dividía a Berlín, fue un encuentro fascinante, porque me hizo indagar aún más del porque aquel país se había dividido, me hizo reflexionar sobre la cantidad de personas que murieron intentando saltar el muro, en las familias separadas… en fin que Berlín me regalaba unas historia digna de ser indagada.








La siguiente visita fue en busca de un faro en medio del mar, así que enfilamos hacia cabo d'Artrutx, muy cerca de Ciudadella. La verdad que las distancias son cortas, la isla de un extremo a otro solo tiene unos 40 Km aproximadamente, así que trasladarse era una especie de paseo.


